domingo, 27 de septiembre de 2009

Vols au vent de morcilla con cebolla caramelizada

Este mes de septiembre el reto de Daring Bakers, propuesto por Steph de A whisk and a Spoon ha sido un reto de verdad: Hojaldre. Bueno, vols au vent hechos de hojaldre casero.

¿A quien no le apetece saber hacer hojaldre? Aprender a hacerlo ya es otra cosa, la primera vez da un poco de miedo…pero, si no diera respeto ya no sería un reto.

Para vencer la impresión he optado por ir de la mano de una profesional del tema, aunque ella no lo supiera, además de ver este video propuesto por Steph me he estudiado de cabo a rabo este post de Su de Webos Fritos. Si alguien se anima a hacer hojaldre por primera vez, debe leerse OBLIGATORIAMENTE el post. De verdad, Su explica super claro todos los pasos, con un montón de fotos y consejos. Un master on-line en hojaldre.

El resultado ha sido más que satisfactorio, animaros que no es tan complicado, como díria Obama: Yes we can!

QUÉ. Ingredientes para unos 15 vols au vent grandes

Para los vols au vent: Sigo la receta que nos propone Steph, aunque en realidad no es muy diferente de la de Su.

350 gr. de harina
150 gr. De harina de repostería
1 cucharadita de sal
300 ml de agua fría
450 gr. de mantequilla
La yema de un huevo
Un poco de agua

Para el relleno

Una morcilla de arroz
Una cebolla morada
Un poco de mantequilla
Dos cucharadas de azúcar morena
Un puñadito de piñones
Un chorrito de vinagre balsámico

CÓMO

Los vols au vent

Mezclamos las harinas y la sal.
Ponemos esta mezcla en la mesa en forma de volcán y echamos el agua en el centro.
Vamos echando la harina de las paredes hacia el centro y amasamos hasta conseguir una masa homogenea.
Hacemos una pelotita con la masa y le marcamos una cruz con un cuchillo.
Envolvemos con un trapo húmedo y lo dejamos en la nevera durante 10 minutos.
De mientras sacamos la mantequilla, la ponemos entre dos láminas de film y le damos unos golpes con el rodillo hasta que quede una lámina de unos 2 cm de grosor.
Sacamos la masa y aprovechando la marca de la cruz la extendemos como si fuera una cruz, con orejitas. Es importante que en el centro quede más masa que en los brazos. Si, mucho mejor si veis el post de Su.
Ponemos el cuadradito de mantequilla en el centro de la cruz, y lo envolvemos doblando sobre el los brazos de la cruz. Primero el de nuestra derecha, luego el de nuestra izquierda, el de arriba y el de abajo.
Golpeamos este cuadrado con el rodillo y lo estiramos de manera que quede 3 veces más largo que ancho.
Doblamos el tercio superior sobre si mismo, y después el tercio inferior. Como si fuerais a meter un folio en un sobre.
Giramos la masa 90 grados a la derecha, de manera que el doblez superior queda a nuestra derecha.
Volvemos a estirar 3 veces más largo que ancho y doblar primero desde arriba y luego desde abajo, y de esta manera habríamos dado ya nuestra segunda vuelta.
En este punto debemos dejar la masa de media a una hora en la nevera.
Después repetimos el proceso. En total deberemos darle 6 vueltas. Teniendo en cuenta que cada dos vueltas lo debemos dejar enfriando en la nevera.
Cuando ya tenga seis vueltas y lleve su media hora en la nevera lo estiramos hasta conseguir una plancha de unos 3-4mm de grosor.
Ahora debemos dar forma a los vols au vent.
Para ello cortamos redondeles con un cortapastas. El cortapastas puede ser más grande o más pequeño dependiendo del tamaño que os interese. Se cortarán el doble de redondeles de los vols au vent que queráis conseguir. La mitad de ellos se volverán a cortar de manera concéntrica con un cortapastas unos 2-3cm menor para hacer las paredes y los sombreritos.
Pinchamos con un tenedor las bases de los vols au vent y los sombreritos.
Mezclamos la yema del huevo con un poquito de agua y pintamos con esta mezcla los sombreritos y las bases.
Colocamos las paredes sobre las bases de los vols au vent, apretamos un pelín y pintamos la parte superior con cuidado de que no se escurra el líquido por los costados.
Metemos todo a la nevera durante una media hora, tiempo que aprovechamos para precalentar el horno a 200 ºC.
Horneamos durante una media hora, hasta que el hojaldre haya subido y esté doradito.

Trucos para hacer el hojaldre:
Es mejor que no haga demasiado calor.
Mantener siempre muy limpia la mesa y el rodillo, y bien enharinados.
Si veis que la mantequilla se escurre por algún lado, cerrarlo con un poco de harina y meter de nuevo la masa en la nevera.
Esta masa aunque es laboriosa es bastante flexible en cuanto tiempos. Se pueden dar cuatro vueltas un día, dejar toda la noche en la nevera y terminar las dos últimas vueltas al día siguiente. También congela bien.

El relleno

Derretimos la mantequilla en una sartén grande y añadimos el azúcar.
Cuando el azúcar se haya disuelto añadimos la cebolla y dejamos que se haga a fuego muy suave.
Cuando la cebolla esté oscurita y ya un poco caramelizada se añade el chorrito de vinagre y dejamos unos minutos en el fuego hasta que deje de oler a vinagre.
Quitamos la tripa a la morcilla y echamos el relleno en la sartén.
Removemos aplastando la morcilla hasta que el relleno quede suelto.
Cuando esté echa añadimos los piñones y retiramos del fuego.

El montaje

Ya sólo queda rellenar los vols au vent y ponerles los sombreritos.

The September 2009 Daring Bakers' challenge was hosted by Steph of A Whisk and a Spoon. She chose the French treat, Vols-au-Vent based on the Puff Pastry recipe by Michel Richard from the cookbook Baking With Julia by Dorie Greenspan.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Recetas Marikomori: Sashimi de salmón marinado

Soy malísima poniendo nombres.

Desde pequeña me ha costado un montón elegir nombres, ya sea para las muñecas, para un grupo de amigas o para los animales. Me parece que los nombres definen a quien los recibe, y además como son para toda la vida la responsabilidad me abruma, y no consigo decidirme por ninguna opción.

A la hora de bautizar el blog no fue diferente. Tenía diferentes opciones que iba escribiendo en una libretita, pero ninguna me gustaba demasiado. ¡Que pena que ya no se lleve lo de poner el santo del día! Me hubiera evitado un montón de preocupaciones, aunque ahora este blog se llamaría Teresa.

En su momento no se me ocurrió recurrir al santoral, además seguro que el dominio Teresa de blogger estaba ya ocupado, así que la elección del nombre se decidió en una tarde de merienda con mis amigas, aquello si que fue un brainstorming…

Entre diferentes opciones, buenas, malas, graciosas e incluso políticamente incorrectas, entre todas decidimos que se llamaría Marikeli, lo que hace Marilu en su keli, osea en su casa. Eso si, se decidió que el nombre podía ir variando en función de la receta, Marikis para los platos de inspiración griega y Marikomori para los japoneses.

A pesar de que el sushi, los fideos, la salsa de soja y el sashimi me tienen enganchadísima esta va a ser mi primera receta japonesa, es también mi aportación al HEMC #36. En esta ocasión la anfitriona es Nuria de CocinArte que propone como tema la cocina asiática y oriental.

Allá va la primera receta de Marikomori.

QUÉ. Ingredientes para 4 personas

500 gr. de salmón fresco limpio y sin espinas
1 cucharadita de jengibre machacado
1 ajo machacado
1 cucharadita de azúcar moreno
125 ml de salsa teriyaki
Media cebolleta picada
1 cucharada de sésamo

CÓMO

Cortamos el salmón en tiras de 1 cm. Para todos los platos en los que uso pescado crudo, antes lo he tenido 48 horas congelado para evitar el anisakis.
Disolvemos el azúcar en la salsa teriyaki y añadimos el ajo, el jengibre y el salmón.
Dejamos tapado durante media hora en la nevera.
Sacamos el salmón de la marinada sin escurrir y lo servimos con la cebolleta y el sésamo.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Clafoutis de mora

Tres, dos, uno… ¡Cero!

Se abrió la veda de la recogida de moras, y este año he conseguido que las cosas cuadrasen para tomar parte en esta carrera recolectora.

Todos los años, cuando el verano está a punto de terminar y veo alguna zarza según subo de la playa, pienso, “este año tengo que ir a recoger moras”, pero al final siempre se me acaba olvidando o no encuentro el momento para hacerlo. Hay que tener en cuenta que también tengo que engañar a Gari para que me acompañe, es más alto, y llega mejor que yo.

Esto de conseguir alimento directamente de la naturaleza y sin pasar por caja no deja de sorprenderme. Y parece que no soy la única que se siente atraída por este tipo de frutería comunista, porque os aseguro que no fue fácil llenar el tupper que habíamos llevado. En la parte de arriba de las zarzas había montones de moras gordas y negras, pero en la parte de abajo la cosa se complicaba. “Por esta zona ya han pasado los recogedores de mora bajitos” decía Gari. Al parecer, los recogedores de moras somos un colectivo muy poco previsor que no lleva nunca escalera.

Pero el desanimo no hizo mella en nosotros, tenía claro mi objetivo. Conseguir un tupper lleno de moras para hacer un postre que llevo siglos queriendo hacer. ¡Un clafoutis!

Clafoutis. Ese postre tan misterioso y esquivo, que de vez en cuando se deja ver en diferentes blogs, pero que jamás había probado ni había visto en ninguna carta o pastelería.

La primera vez que vi un clafoutis fue en La Tartine Gourmande. Es un blog muy coqueto, con unas fotografías preciosas y unas recetas francesas muy apetecibles. Así que, una vez conseguido mi pequeño tesoro, busqué su clafoutis de cerezas y simplemente cambié la fruta y las cantidades.

El resultado estuvo a la altura del esfuerzo. Es un postre sencillo, que respeta todo el sabor de la fruta, pero la acompaña de una especie de cremita cuajada dulce y jugosa. Una combinación perfecta.

QUÉ. Ingredientes para cuatro clafoutis pequeños

300 gr. de moras limpias y sin rabito
1 huevo
1 yema de huevo
50 gr. de azúcar moreno
15 gr. de maicena
15 gr. de harina
100 ml de leche fría
1 cucharadita de esencia de vainilla
50 ml de nata

COMO

Precalentar el horno a 180 ºC.
Batir el huevo, la yema y el azúcar.
Añadir la esencia de vainilla.
Diluir la maicena en la leche fría y añadir a la mezcla anterior.
Añadir poco a poco y sin dejar de batir la harina y después la nata y mezclar bien.
Untar con mantequilla los moldes.
Echar azúcar a los moldes y quitar el sobrante poniéndolos boca abajo.
Repartir las moras entre los moldes y verter la mezcla por encima.
Introducir en el horno durante 40 ó 45 minutos o hasta que estén dorados.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Dosas indias


Dosas indias o el placer de pochar verduras.

Me gusta pochar verduras. Es una actividad anti-stress maravillosa, barata y sana que me conecta con otra forma de trabajar. Despacito, con paciencia y dejando que sea el tiempo el que se ocupe de transformar las cosas.

Cebolla, ajo, zanahoria y pimiento verde. Un poquito de aceite de oliva y a disfrutar. Primero de la mezcla de colores en la sartén, y después de todos los olores que se van escapando.

Y allí me quedo yo, atontada, mirando la sartén durante un montón de minutos, con la excusa de revolver de vez en cuando con la cuchara de madera.

Esta receta va para los que como yo disfruten con esta simple actividad. Es una propuesta de Debyi de The Healthy Vegan Kitchen como reto de septiembre de los Daring Cookers. Verduras para el relleno, verduras para la increíble salsa de curry y verduras para el caldo. ¡Que derroche!

QUÉ. Ingredientes para 4 personas.

Para la salsa


1 cebolla picada
2 dientes de ajo
Media cucharadita de comino
Media cucharadita de sal marina
3 cucharadas de curry
3 cucharadas de harina de espelta (se puede utilizar harina integral sin problema)
750 ml de caldo de verduras
500 ml de leche de coco
3 tomates grandes pelados y picados

Para el relleno

5 dientes de ajo
1 cebolla muy picadita
1 zanahoria muy picadita
1 pimiento verde muy picado
2 guindillas picadas
2 cucharadas de comino molido
1 cucharada de orégano
1 cucharada de sal marina
1 cucharada de cúrcuma
850 gr. de garbanzos cocidos y escurridos
125 gr. de salsa de tomate

Para acompañar

Coco molido
Arroz basmati

Para los crepes

120 gr. de harina de espelta (yo use harina integral, pero me costó bastante extenderlas, supongo que con la harina normal será más sencillo)
Media cucharadita de sal
Media cucharadita de levadura (tipo royal)
Media cucharadita de curry
125 ml de leche de soja (o de arroz, almendras…)
175 ml de agua
Aceite en spray

CÓMO

La salsa

Empezamos pochando la cebolla y el ajo durante unos 5 minutos.
Añadimos las especias y cocinamos durante 1 minuto más.
Añadimos la harina de espelta y cocinamos otro minuto.
Añadimos el caldo vegetal poco a poco y removiendo para que no se hagan grumos.
Añadimos la leche de coco y el tomate.
Dejamos reducir a fuego lento. (Yo lo dejé casi una hora).

El relleno

Ponemos a pochar las verduras con las especias hasta que las estén tiernas.
Aplastamos los garbanzos a mano o con la batidora y los añadimos a las verduras junto con la salsa de tomate.
Mezclamos bien y esperamos a que se caliente la mezcla.

El acompañamiento

Cocemos el arroz basmati tal y como indique el fabricante.

Los crepes

Mezclamos los ingredientes secos y añadimos poco a poco la leche y el agua.
Batimos hasta conseguir una mezcla homogenea.
Calentamos una sartén y si no es suficientemente antiadherente le ponemos un poco de aceite con un spray.
Ponemos dos cucharadas de la mezcla y la extendemos en la sartén con movimientos circulares.
Cuando salgan burbujas en la superficie del crepe y esta aparece seca, le damos la vuelta, y cocinamos el otro lado durante unos segundos.

Servimos los crepes rellenos con la mezcla de garbanzo, y acompañados del arroz, el coco rallado y la salsa.

martes, 8 de septiembre de 2009

Yo no tengo huerto

Yo no tengo huerto. Y ni siquiera conozco a alguien cercano que lo tenga, así que mis posibilidades de practicar el noble arte de la horticultura quedan reducidas al mísero tamaño de una maceta.

Lo de la huerta es un tema que me encanta. Me muero de envidia cada vez que alguien me habla de las moras de la huerta de sus aitas, me trae unos tomates de los de verdad o me cuenta donde compra las semillas de lechuga.
No tengo claro de donde me viene esta cultivada pasión. Es posible que esté aquejada de algún tipo de síndrome de abstinencia verde debido a que mi día a día se desarrolla en un entorno más bien urbano, y supongo que también tendrá su peso los recuerdos de los veranos en casa de mis abuelos.

Aquí si que tenía huerto, todas las comodidades de levantarte por la mañana y coger un tomate de la misma parra para desayunar y sin obligaciones tipo plantar, regar y limpiar de malas hierbas. Tomates, zanahorias y guisantes sufrían mis picoteos, aunque lo que más me gustaban eran las fresas. Cogía mi balde, lo llenaba de agua y paseaba por los fresales. Cogía una, la limpiaba y me la comía. Menos mal que mis abuelos tenían huerta y no una pastelería, porque si no hubiera vuelto redonda a casa después de cada verano.

La cuestión es que ya no tengo huerto del que disfrutar, a cambio tengo un patio que he llenado de macetas de todo tipo. Y es que cualquier cosa que empieza a germinar en mi casa va directo a la maceta, ajos, jengibre y una cebolla que en muy poco tiempo se transformó en un manojo de cebollitas pequeñitas monísimas. A mi aquella explosión de fecundidad me pareció el milagro de los panes y los peces en versión vegetariana.

Es mi pequeña selva particular, me ha servido para aprender un montón de cosas y aunque he tenido algún disgustillo en forma de mosca blanca creo que ganan las alegrías. Los partos múltiples del aloe y las cintas, la floración del geranio limón y todas las plantas aromáticas (menta, orégano, lavanda, cebollino…), o los cambios de tipo de interés que sufre mi planta del dinero.
Cocinar mola, pero cocinar con tus propias verduras o hierbas mola doble.
¿Quién me da su firma para pedir huertos municipales al ayuntamiento?

jueves, 3 de septiembre de 2009

Gazpacho de sandía


Septiembre.

Lo que hace unos años era un mes de vacaciones casi completo, se ha convertido en el mes de la vuelta al curro como por arte de magia.

No es un mes que me disguste, tiene un toque de renovación, de realizar nuevos proyectos, de pensar si este año te vas a apuntar a inglés, a yoga o a natación… Junto con Año Nuevo y San Juan (por aquello de quemar lo que nos sobra) es una de las oportunidades que nos ofrece el calendario para reescribir nuestra lista de buenas intenciones.

Este año, además, septiembre ha llegado dejando muy clarito que es un mes de otoño. Exceptuando el lunes, no ha parado de llover el resto de la semana. ¿Será verdad que ha terminado el verano o todavía nos quedará algún día de solete y bocadillo?
Por si acaso, y como homenaje estival ahí va esta receta de gazpacho de sandía.

QUÉ. Ingredientes para 4 personas.

1 kg de tomate pelado y sin el pedúnculo
1 kg de sandía sin piel ni pepitas
1 pimiento verde pequeño sin pepitas
1 ajo
Media cebolleta
2 cucharadas de aceite de oliva
2 cucharadas de vinagre balsámico
Sal

CÓMO

Batimos las verduras y la sandía en la batidora.
Añadimos el vinagre y la sal.
Vamos añadiendo poco a poco el aceite.
Si nos gusta que la textura sea muy finita lo pasamos por el chino.